Descubriendo París. Mi viaje a París contado en primera persona

París la ciudad de la luz. Mi viaje a París contado en primera persona.

22 días en París. La historia de mi viaje a "La Ciudad de la Luz"



Desde muy pequeña siempre había querido visitar algún país de Europa pero no fue sino hasta el año 2011; justo cuando tenía 23 años,que pude finalmente cumplir mi sueño. 
El viaje lo planifiqué con mi mejor amigo, después de mucho investigar y hasta sortear decidimos que nuestro destino vacacional sería París… “La ciudad del amor” o también conocida como “La ciudad de la luz”.
Plaza Saint Germain Des Pres
Con este articulo intento detallar un poco lo que fue nuestra aventura y ofrecer algunos datos de acuerdo a mi experiencia, para que sirvan de guía a cualquier viajero.

¿Dónde nos hospedamos?

Para disfrutar de esta mágica ciudad tuvimos 22 días y un presupuesto bastante ajustado, acorde con nuestra situación de estudiantes para aquel entonces. 
Llegamos justo en el paso de verano a otoño en los meses de agosto y septiembre y nos hospedamos en un pequeño apartamento parisino que alquilamos y que está ubicado en la calle Domat, específicamente en Saint Germain des Pres, en el VI distrito de París.
El apartamento que nos asignaron era justamente en el último piso, una ubicación ideal que nos permitía desde el balcón disfrutar de la vista de la ciudad, sumamente sencillo y limpio, contaba con una habitación que tenía una claraboya justo encima de la cama desde donde se podían ver las estrellas justo antes de dormir, una pequeña sala de estar, un baño y su cocina.
Torre Eiffel
En mi opinión, una buena opción de hospedaje cuando se viaja con un presupuesto limitado y se quiere estar como en casa.

Clima parisino


Como nuestro viaje fue durante la temporada de verano a otoño experimentamos un cambio climático bastante inusual para nosotros, sobre todo si se tiene en cuenta que estamos acostumbrados a un clima cálido y lluvioso como el de Caracas, Venezuela
El clima de las dos primeras semanas aproximadamente fue bastante caluroso, por lo que los shorts y las sandalias se convirtieron en un esencial de nuestro vestuario. 
Pero de un momento a otro el clima cambio súbitamente, un buen día teníamos calor y ya al día siguiente se comenzaba a sentir un temperatura algo más fría que aunque no exigía el uso de guantes o grandes chaquetas si invitaba a ponerse un pantalón largo, zapatos cerrados y un suéter.

Ladurée confitería París
¿Qué comer en París?

La oferta gastronómica es bastante amplia y se adapta también a cualquier presupuesto. Como el apartamento que alquilamos contaba con cocina y justo abajo del edificio se encontraba un supermercado llamado Fanprix realizábamos nuestras compras ahí; eso sí, uno que otro día del viaje no dejamos pasar la oportunidad de comer fuera de casa.
Si se viaja a París no se puede dejar de probar el macarrón, una especie de galleta tradicional francesa que viene rellena de sabores distintos y que se preparan con clara de huevo, azúcar normal, azúcar glas y almendra molida. 
Si quieres probar los mejores macarrones lo recomendable es visitar la casa de repostería Ladurée; ubicada en distintos puntos de París. 
Existe una gran variedad de sabores y colores pero mis favoritos fueron los de pistacho, frambuesa, mora y chocolate.
Otra de los productos que no se pueden dejar de probar son los croissants y las famosas crepes, que literalmente se pueden comprar en casi cualquier esquina, siendo las de nutella con azúcar glas las más económicas.
Algo que me pareció sorprendente es que los amantes del vino, como es mi caso, tienen la oportunidad de degustar gran variedad de vinos casi cualquier día que se desee. Los puedes encontrar desde el más accesible hasta el más costoso e incluso se pueden aprovechar muy buenas ofertas en los supermercados.

De paseo por París

Por supuesto que el primer lugar al que todo turista quiere ir es a la Torre Eiffel, aunque no
Plaza de Trocadero. París.
quedaba tan cerca de nuestro apartamento decidimos que para disfrutar su majestuosidad lo mejor era ir de noche. Para ello dejamos los mapas de lado y no usamos el metro para llegar más rápido sino que nos aventuramos en una larga caminata hasta la Torre, siendo guiados por la luz del tope de la misma, que por las noches se puede ver desde casi cualquier punto de la ciudad.
Para tratar de vivir una experiencia diferente, sin duda lo mejor es llegar hasta la cima de la torre, pedir el champagne que te sirven en copas plásticas para celebrar tal momento, disfrutar desde la Plaza del Trocadero del juego de luces, pasar por los museos que están justamente en algunos niveles de la torre y ver las figuras de cera de quienes se encargaron de construirla hace unos cuantos años atrás, todo al mejor estilo de Museo madame Tussauds. 
Llevar un suvenir alegórico, de los que por cierto se pueden encontrar en todos los tamaños, colores, materiales y precios.
Otros paseos que disfruté y sin duda recomiendo son las caminatas por los alrededores del Río Sena, las compras en los peculiaresquioscos verdes donde se consiguen postales de ensueño, la visita a la Catedral de Notre Dame, un lugar imponente con hermosos vitrales y una fachada gótica que encanta a cualquiera por su monumentalidad. 
Rio Sena con la Torre Eiffel al fondo
Tampoco se pueden dejar de visitar las tiendas vintage ubicadas en el barrio de Le Marais, el famoso Puente de las Artesdonde los enamorados de todo el mundo han dejado sus candados grabados y han tirado la llave a las aguas del Río Sena como símbolo de amor eterno. 
Si tienes algo más de presupuesto o simplemente disfrutas viendo las tiendas más exclusivas de París, no puedes dejar de pasar la Rue du Faubourg Saint-Honoré, un lugar que exuda elegancia pura.

Lo mejor y lo peor de París

De acuerdo a mi experiencia, lo mejor de París aunque suene trillado es prácticamente todo. 
Cada lugar emblemático tiene una belleza particular y una magia especial que te eriza toda la piel.
Pero así como todo me pareció espectacular hubo tres cosas en especial que definitivamente no me gustaron de esta ciudad, la primera es esa aura solitaria que tienen las calles parisinas por la noche, la segunda es la gran cantidad de vagabundos que se pueden ver por las calles; una situación que me llamó especialmente la atención y que no imaginé ver en una ciudad tan imponente y cosmopolita como ésta. 
La tercera y no menos importante, es lo cerrado que pueden llegar a ser los franceses con el idioma inglés al momento de solicitarles alguna dirección o punto de referencia.
Después de este sueño cumplido lo que puedo recomendar a todos los viajeros que deseen estar en París o en cualquier lugar del mundo es que dejen a un lado los miedos, los prejuicios y se lancen a la aventura de descubrir cada rincón de su destino anhelado.